martes, 26 de abril de 2016


La arquitectura modernista es de suma importancia para la concepción de la ciudad de México en la época contemporánea. Sus obras hablan por sí solas, como muchas construcciones y objetos en la gran urbe; el modernismo de la capital es ecléctico, tendiendo a una corriente que se podría describir como nacionalismo futurista.
Finalmente, el modernismo era la salida del estancamiento, no sólo en México, sino en otros países industrializados de América Latina. En México, esta corriente no sólo se presentó como un voltear a ver a Estados Unidos huyendo del oscuro pasado de la dictadura y su influencia europea, sino también como un voltear al mundo desde un país democrático consolidado, a la vanguardia y listo para el devenir.
Con la introducción de la arquitectura modernista se crean nuevos conceptos en la propiedad privada, conceptos que parecen estar más vigentes que nunca en la actualidad. Esta es la época en la que arquitectos de renombre, como Mario Alberto Pani Darqui, revolucionan la arquitectura y su utilidad retomando la concepción de la machine à habiter del arquitecto francés «Le Corbusier», en la cual el edificio cumplía una función específica, es decir, era como una máquina, una extensión funcional del ser humano.
Además, es precisamente en esta época en la que se llevan a cabo otros procesos que influyeron de manera contundente en la lógica urbana de la ciudad de México, como: el crecimiento demográfico debido a la industrialización, y como consecuencia, la disección del lago de Texcoco que cubrió gran parte del territorio de la capital hasta mediados del siglo XX.
Esto cambió dramáticamente el panorama del valle del Anáhuac, cuya consecuencia fue la complicada ecuación urbana –que sigue siendo la actual– en la ciudad de México, pues surgieron nuevas colonias y antiguos pueblos entraron en la demarcación del Distrito Federal (basta recordar el pueblo se Mixcoac o San Ángel, hasta el mismo pueblo de San Juan de Aragón). Asimismo, las formas de transporte evolucionaron y las distancias se acortaron gracias a los nuevos viaductos.
Cabría destacar que, según puede observarse en los diversos planos de la ciudad, el movimiento modernista fue el último que se llevó a cabo bajo un orden urbano; tal vez exceptuando el intento descentralizador de ciudad Satélite y la creación de las unidades habitacionales John F. Kennedy  (hoy Unidades Aragón, secciones 1, 2, 3, 4, 5 y 6), la ciudad no tuvo otro proyecto de desarrollo urbano tan elaborado.
Resulta interesante que actualmente se estén llevando a cabo proyectos urbanísticos importantes en zonas exclusivas de la ciudad (Santa Fe, por ejemplo), en los cuales la traza urbana empieza a funcionar de nuevo de manera pragmática, no sólo al disponer con edificios inteligentes, sino también contando con todos los servicios dentro de la zona, pero hasta donde se ha podido observar, no hay un proyecto de descentralización y ubicación coherente de las viviendas, sobre todo refiriendo a las colonias populares.
Por último, se exhorta a que continúen los trabajos de arquitectura y urbanística de la ciudad de México, ya que es sumamente complicado y, a su vez, interesante describir y analizar todo el patrimonio arquitectónico con que cuenta, desde la traza urbana colonial hasta los actuales proyectos arquitectónicos de lujo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario